El 10% más rico de Argentina concentra el 33% de los ingresos, mientras que el decil más pobre apenas alcanza el 1.8%. Esta brecha refleja políticas económicas que favorecen a unos pocos, dejando a muchos en situaciones críticas. La discusión debe centrarse en cómo estas decisiones impactan la vida diaria y qué cambios son necesarios para una distribución más equitativa.
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