Deslumbrados por la desvergüenza del ‘Begoñagate’, los apaños del hermano músico de Sánchez, las tropelías del tándem Koldo-Ábalos, el latrocinio de las mascarillas, el ‘cuponazo’ de Puigdemont y la caradura con que el amo del PSOE exonera de toda culpa a estafadores como los de los EREs, apenas prestamos atención a las mangancias colaterales de esta tropa infame, que son muchas.
La penúltima, porque hoy nos enteraremos de otra igual de obscena, es lo de RTVE, esa máquina del fango que gasta el doble que Atresmedia y Mediaset juntas, que pagamos todos y disfrutan al alimón socialistas y podemitas.
Supongo que están al tanto de que el llamado ‘ente público’ suspendió en el último momento la oposición para ampliar su faraónica plantilla, incorporando nuevos redactores.
Miles de chavales, con aspiraciones de convertirse en funcionarios de la información, sumándose a la recua que presenta a Begoña como mártir, a Sánchez como líder mundial, a Israel como genocida y a Hezbolá como una ONG, se quedaron este domingo con dos palmos de narices a cinco minutos de hacer el examen, al trascender que las preguntas habían sido filtradas a unos cuantos ‘elegidos’.
Todo apunta a que el chivatazo fue obra de miembros del jurado examinador, en concreto del ala sindical, pero todo sigue muy confuso.
Dicen con cara de atribulados los directivos de RTVE, con su presidenta socialista al frente, la tal Concha Cascajosa, que no lo vieron venir, pero el asunto huele que apesta.
Si Sánchez decidió que Broncano fuera el bufón oficial de la cadena y a Begoña le regalaron una cátedra sin ser siquiera licenciada, cómo no iban a hacer ellos algo parecido con sus camaradas, máxime cuando no se trata de seleccionar periodistas, sino paniaguados dispuestos a repetir sumisos las consignas de La Moncloa.
No voy a seguir sacudiendo a RTVE, porque no consumo ese tóxico producto donde prosperan hooligans sanchistas como Fortes o Intxaurrondo, pero quiero -antes de irme- dedicar unos segundos a otro bochinche, que sería para partirse la caja de risa, si no lo pagáramos con nuestros impuestos.
No se si saben que el pasado sábado, justo 24 horas antes de que estallara el escándalo de la oposición amañada, nos desayunábamos con la publicación en el Boletín Oficial del Estado de la noticia de que el director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, tiene ahora una directora de Gabinete.
No es un juego de palabras. Tampoco un chiste.
Es el ministro Bolaños quien firma el nombramiento.
Según nuestro últimos recuento, son ya más de 1.600 los ‘adictos al régimen’ contratados como asesores del Gobierno Sánchez, que cobran un espléndido sueldo por ir a echar el día en los jardines, despachos y oficinas de La Moncloa.