Con estas palabras, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha llevado su lucha personal, nacional, política, a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Un discurso principalmente centrado en la actualidad internacional, de Ucrania al Líbano pasando por Gaza, el Sáhara o Gibraltar. Pero con un tono muy familiar en las críticas que desde hace meses mantiene con la oposición en casa.
Sánchez no ha mencionado a nadie en concreto en ninguna de sus apariciones esta semana, pero su larga intervención ante la Asamblea el miércoles por la tarde (madrugada de España), con muy poca asistencia y tampoco ningún aplauso mientras la pronunciaba, tenía destinatarios claros en todo el capítulo dedicado a la democracia