El pequeño burrito Lolo, con solo una semana de vida, fue hallado muerto este pasado martes por sus dueños en el interior de su finca de Valdemorillo (Madrid). El animal desapareció el lunes y 24 horas después lo arrojaron sin vida al interior de la granja con el abdomen rajado y una oreja seccionada.
La necropsia realizada por la veterinaria Mamen Ramos concluye que fue asesinado por alguna persona: "Esto es obra de un ser humano, tenía una raja en la tripa de casi 50 centímetros. Es una incisión limpia y eso no se lo puede hacer saltando una valla y quedándose encajado en algún sitio", dice Ramos. "Y la clave para determinar que se trata de un hecho con intervención humana es que tiene la oreja cortada, un animal no arranca una oreja para comérsela teniendo la tripa abierta y con las vísceras dentro", agrega la veterinaria.