En Desde Donde Sea, el filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela reflexionó largamente acerca de las divisiones presentes en el seno de la oposición venezolana de cara a los venideros comicios legislativos.
En ese sentido aludió a las críticas y comentarios provenientes del sector opositor que defiende el voto como instrumento político para alcanzar cambios en el país y cuestiona el abstencionismo que promueve el sector antidemocrático, que tiene en Juan Guaidó, Henry Ramos Allup y Julio Borges sus más ardientes defensores.
Esta negativa, en su juicio, se asienta en que la oposición ha instrumentalizado y profesionalizado su condición e hizo de ella un negocio, que consiste en no luchar por conquistar el poder político sino de hacerse con beneficios económicos, «bajo la excusa de ser opositores».
Así, en este momento, este sector atraviesa una crisis sin precedentes, que amenaza la supervivencia de quienes durante años han ostentado el liderazgo, producto de la ausencia de credibilidad que hoy exhiben.
La oposición es un archipiélago de intereses y ambiciones personales
En primera instancia, Pérez Pirela invocó las declaraciones del periodista opositor Rafael Poleo, a quien incluso se le ha acusado de ser agente del departamento de Estado y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), por lo cual difícilmente puede aducirse que se trata de un personaje ligado al gobierno de Nicolás Maduro.
En ellas, Poleo denunció que la oposición era «un archipiélago de intereses y ambiciones personales, de egoísmos, de egolatrías» y admitió que les hacía falta «un poquito de humildad».
Además, Poleo señaló que era «ridículo pensar» que cualquiera de los dirigentes que hoy encabezan el abstencionismo –Ramos Allup, Borges, Capriles y Leopoldo López–, «puedan gobernar solos». Ello a pesar de que, según él, «son los líderes de coaliciones fuertes», puesto que ninguno aglutina el 15% de las preferencias electorales.
«El hecho es que hay una parte importante de la oposición que sí está llamando al voto, pero esa oposición tampoco es respetada, aceptada, validada por Guaidó, por Leopoldo López ni Julio Borges. Los únicos opositores son ellos, porque ellos tienen 20 años de dictadura opositora», subrayó el experto.
Para ilustrar el punto refirió que personajes como Henry Ramos Allup, quien estuvo casi dos décadas como secretario de Acción Democrática o la rectora de la Universidad Central de Venezuela, Cecilia García Arocha, que ostenta el cargo desde hace más de 10 años y se niega a convocar a elecciones, critican a Nicolás Maduro porque «tiene mucho tiempo en el poder», mas resulta que «los dictadores son ellos».
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