Las personas con arritmia cardiaca, un trastorno del ritmo del corazón, pueden practicar actividad física, pero es esencial evaluar cada caso individualmente.
La arritmia puede ser rápida, lenta o irregular, y aunque muchas son benignas y no suponen un riesgo importante, algunas pueden ser peligrosas, sobre todo durante el ejercicio intenso.
Según los expertos, es posible hacer deporte, pero depende del tipo y la gravedad de la arritmia.
Las arritmias benignas suelen permitir la actividad física, con supervisión médica.
En casos más graves, como las arritmias malignas, puede ser necesario evitar el ejercicio intenso y considerar la implantación de dispositivos como un desfibrilador cardioversor implantable (DCI).
La evaluación médica, que puede incluir pruebas como electrocardiogramas y pruebas de esfuerzo, es esencial antes de iniciar cualquier ejercicio.
Con la orientación adecuada, es posible ajustar el tipo y la intensidad del ejercicio a las necesidades y limitaciones del paciente, promoviendo una práctica segura y saludable.