"Nadie sabe el miedo que se pasa", dice en una entrevista con EFE una vecina de Sevilla que teme ser agredida de nuevo por su expareja, que se cambió de sexo y se inscribió como mujer en el Registro Civil dentro de una estrategia que de momento le ha servido para poder seguir acosándola y evitar el ingreso en prisión.
En esta situación vive Rosa (nombre ficticio) cuya ex pareja y padre de sus dos hijos fue condenado a 15 meses de cárcel que todavía no ha cumplido y por la que ha pedido el indulto al Gobierno. La última vez que la agredió, afirma la víctima, fue hace poco más de un mes.