Superada su elección, a partir del 1 de enero de 2025, dijo de Obaldía, el nuevo contralor tendrá frente a él dos problemas gigantescos; el primero es un país que viene de vivir un saqueo de 5 años, donde los controles se perdieron tanto en el Legislativo como el Ejecutivo y el segundo es investigar lo hecho con los fondos anteriores, teniendo como contexto que varios individuos que utilizaron esos dineros están sentados en sus curules en la Asamblea.