Alfonso Rojo: "España es una Nación sin letra en el Himno, sin autoestima y llena de mastuerzos"

2024-08-20 928

No se trata de autoflagelarse, pero supongo a muchos de ustedes, como a mi, les fastidia que el Himno Español no tenga letra.

Y se sientan mortificados cada vez que hay una competición deportiva de relumbrón y mientras los del equipo rival y sus hinchas entonan a coro algo tan vibrante como ‘La Marsellesa’ o estrofas como ‘the land of the free and the home of the brave’, los nuestros aprietan los labios o se limitan a musitar un cutre ‘lo, lo lo’.

Hasta el Vaticano, que es tres veces más pequeño que el madrileño Parque del Retiro, tiene himno y letra.

Al igual que los 193 miembros de la ONU, con la excepción de un par de minucias como San Marino y Bosnia.

La Marcha Real es el himno de España desde que Carlos III decidió elevar a esa categoría la Marcha de Granaderos y así lo recogió 250 años después la Constitución del 78.

En Wikipedia, que falla más que una escopeta de feria, sostienen que nunca ha tenido letra, pero no es cierto.

En mis tiempos de chaval, que fueron también los de Franco, cantábamos a voz en grito la que había escrito Pemán y arrancaba con un ‘Viva España’.

Yo entiendo que en el revoltijo de apaños que implicó la ‘Transición’, el siempre claudicante centroderecha aceptase eliminar frases como ‘Gloria a la Patria que supo seguir, sobre el azul del mar el caminar del sol’, como se renunció a poner una simple placa de recuerdo en el Tajo de Ronda, donde los rojos despeñaron en agosto de 1936 a 512 hombres, mujeres y niños, mientras se dejaba al PSOE plantar por Madrid estatuas en honor de sus matarifes y chekistas más notorios.

Hay que mirar adelante, pero no me cabe en la cabeza que si los japoneses o los alemanes tienen himno con letra, nosotros no lo tengamos.

Hubo un intento, coincidiendo con los Juegos Olímpicos de 2008 y estaba acordado que la letra seleccionada en un concurso al que se presentaron miles fuera interpretada por Plácido Domingo en la inauguración de Pekín, pero empezaron las críticas y Zapatero dio marcha atrás alegando ‘falta de consenso’.

Habrá entre ustedes unos cuantos convencidos de que es un asunto menor, irrelevante, pero no es así.

Pone en evidencia la falta de autoestima de los españoles como pueblo, como Nación.

Que se refleja en la renuncia a nuestra Historia, en la demonización de gestas como la Conquista de América o en la no conmemoración de hechos gloriosos como la Batalla de Lepanto o la victoria cristiana en las Navas de Tolosa.

La escasez de pundonor colectivo es lo que permiten que sucedan tragedias como la muerte de guardias civiles a manos de narcos en Barbate, sin que nadie exija la mínima explicación a los incompetentes que facilitaron el espanto.

O esperpentos como el reciente de Puigdemont en Barcelona, ejecutado con un descaro sonrojante y que no ha ido seguido de dimisiones o exigencia de cabezas, a pesar de que los Marlaska y compañía se han excusado en memeces como que el golpista se saltó un semáforo o caminaba muy rápido.

O que Begoña siga tan pancha y el hermano m

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