En una desafiante noche en solitario, Misfit se encuentra con leones adolescentes frustrados de no poder cazar nada, el cachorro podría ser la primera muerte de la noche.
El recibimiento a uno de los suyos empieza cada vez a ser más hostil, juegos que podrían llevarlo a la muerte.
Pero un giro en el destino no lo permite, después de buscarlo por mucho tiempo, su madre lo encuentra.
A la siguiente mañana sus patas apenas lo sostienen, los otros cachorros se comportan como si él no estuviera allí, como si ya estuviera muerto.
Puede ser que los leones adolescentes hayan fracturado su cadera o columna.
Regresa con su madre para desayunar, pero gruñe una advertencia, algo ha cambiado, ella quiere destinar el alimento a cachorros que no demuestren una debilidad cachorros que puedan sobrevivir, el necesita leche si quiere sanar. Intenta con su tía, pero ella también termina abruptamente la comida.
La tragedia acecha. La deshidratación y una lesión debilitan al cachorro marginado, y el agua se convierte en su única obsesión.
Aislado de su manada, enfrenta la soledad, no puede caminar en línea recta, de no recibir alimentación de forma inmediata, su muerte es próxima.
Desconcertado busca agua, pero no ve el peligro de un cocodrilo acechante. Sus intentos por ganarse el afecto de su madre y tía son en vano, pero la necesidad desesperada de sanar lo impulsa a seguir adelante. El pequeño marginado está tan deshidratado que ahora camina en círculos.
Pero, en un conmovedor giro del destino, su madre lo ayuda apartándolo del peligro.
Finalmente, bebe agua. Vacilante, se acerca a su madre por primera vez desde su aterradora noche en soledad. Ella le permite acercarse y le permite mamar. Es un alivio, pero sigue siendo el más pequeño, sigue herido y aún no puede mantener el ritmo.
La manada se aleja, y vuelve a estar solo, pero algo sucede. Uno de los cachorros se voltea y espera por él, luego otro y otro, toda la familia se voltea y espera.
Le dan una segunda oportunidad. Con suerte, este es solo el comienzo de su historia.