Lo más encomiable, el animo del puñado de ciudadanos con banderas españolas y carteles de la pareja ‘presidencial’, que coreaba inasequible al desaliento eso de "Begoña, ya basta, ¿qué has hecho con la pasta?" y “¡Un cordón policial desproporcionado, para tapar a Begoña y Sánchez que han robado!”.
Lo más bochornoso, el impresionante despliegue de antidisturbios, la ocupación física de los Juzgados de Plaza de Castilla, trufada de agentes de policía, y los privilegios de que ha gozado la paisana.
Otra vez, como hace dos semanas, la esposa de Sánchez ha llegado en coche oficial con los cristales tintados y ha entrado por el garaje. A diferencia del otro día, ha acudido de luto riguroso y de negro de pies a cabeza.
Y como se suponía, se ha negado a declarar.
Sabíamos que no iba a abrir la boca, para no meter la pata.
Y sabíamos también, porque hasta lo anunció la decana presionada por Presidencia y por las ovinas asociaciones de Prensa, que iban a incrementar dramáticamente la seguridad y la vigilancia, para impedir que la fotografiáramos camino del banquillo o sentada en el.
Y a pesar de eso y a diferencia del tropel de periodistas-masajistas, que aceptó mansamente ser encerrado otra vez en un corralito a 50 metros del inmueble y bajo un sol canicular, colamos a dos reporteros en lo Juzgados.
Mientras Bertrand Ndongo entrevistaba gente por la zona y Eurico Campano transmitía en directo desde la calle, Josué Cárdenas y Paul Monzón se infiltraban hasta la sexta planta, donde tiene su sala el juez Peinado.
Allí lo tuvieron complicado, porque había tanto ‘secreta’, tanto CNI y tanto ‘securata’, que sólo veían espaldas, traseros y barreras, pero intentar lo hemos intentado.
Dentro y fuera, donde al socaire del ‘dispositivo de seguridad’, los de la UIP no dejaban a la gente ni respirar.
Les tengo que confesar que a mi ni me pidieron la documentación, pero fui testigo y de cerca de la momentánea detención e ‘identificación’ de un par de señores de avanzada edad y de alguna chica, cuyo ‘delito’ fue gritar muy alto o cruzar varias veces por la ‘zona’.
La ‘zona’, para que no haya confusiones, es la acera que hay frente a la puerta de los Juzgados.
Como dice el viejo refrán agropecuario, mucho arroz para tampoco pollo.