La ola de calor estadounidense sigue batiendo récords: junio marca el 13º mes consecutivo de temperaturas sin precedentes en la Tierra.
"Deberíamos considerar esto como la nueva normalidad", afirmó Katherine Idziorek, de la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte.
El 4 de julio, más de la mitad de la población estadounidense se enfrentó a temperaturas extremas, además de incendios forestales y el huracán Beryl.
Las olas de calor, provocadas por el cambio climático, son cada vez más fuertes y frecuentes, según Alexander Gershunov, del Instituto Oceanográfico Scripps.
En junio se registró el 12º mes consecutivo de temperaturas globales iguales o superiores a 1,5 grados Celsius en comparación con los niveles preindustriales.
Estos episodios de calor extremo son especialmente mortíferos, aunque a menudo quedan eclipsados por catástrofes como huracanes o inundaciones.
El impacto de la ola de calor se distribuye de forma desigual, exacerbando las desigualdades socioeconómicas.
Los barrios históricamente marginados de las grandes ciudades, como Houston, sufren veranos más calurosos debido al efecto isla del calor urbano.
Millones de personas en Houston se enfrentan a temperaturas significativamente superiores a los 32º C sin electricidad.
