A pocos kilómetros de Ciudad Real, ya enfilada la carretera de Toledo, emerge la Granja Escuela Orea, un punto de encuentro que desde hace 35 años se ha apuntalado en la enseñanza de unos valores que con el hilo conductor de la vida manchega ha impregnado una forma de ver la vida en los miles de granjeros que han pasado por sus instalaciones.