Con la llegada de las precipitaciones, Panamá se prepara para enfrentar no solo cambios en el clima, sino también un aumento en la incidencia de enfermedades. Este fenómeno es recurrente y plantea desafíos significativos para la salud pública.
La temporada lluviosa trae consigo una serie de condiciones ambientales que favorecen la proliferación de enfermedades. El aumento en la humedad y la temperatura, combinado con la acumulación de agua estancada, crea un entorno propicio para la reproducción de mosquitos, como el Aedes aegypti, vector de enfermedades como el dengue, el zika y el chikungunya.