En el corazón del barrio San Miguel, Estela Benitez, encargada de un comedor comunitario, trabaja, junto a un grupo de personas, para alimentar a 175 personas cada día. En una reciente entrevista, Estela compartió detalles sobre el funcionamiento del comedor y los desafíos que enfrentan debido al aumento en la demanda de alimentos.
"Actualmente, hay más gente que se acerca diariamente a pedir comida", explicó Estela. "Por eso, a veces tenemos que repartir porciones más pequeñas para poder atender a todos los que vienen".
El reparto de comida se organiza de manera meticulosa. "Distribuimos las porciones según la cantidad de personas en cada familia. Algunas familias llevan hasta diez porciones, que incluyen frutas y galletas. También ofrecemos merienda al mediodía", detalló. "La gente no come aquí, sino que trae sus tuppers para retirar la comida. Tienen un horario de 7 a 10:30 para traer los tuppers y a las 11:30 entregamos la comida".
La logística del reparto requiere coordinación y esfuerzo. "A las 11:30 ya están todos afuera esperando en fila para llevar la comida a sus familias", comentó Estela. "Recibimos insumos del ministerio, pero también contamos con la ayuda de Cáritas y, en ocasiones, de la comunidad local".
A pesar del apoyo, la demanda a veces supera los recursos disponibles. "Hay días en que no alcanza para todos, entonces recurrimos a Cáritas para que nos ayuden con bolsas de mercadería", explicó Estela. "Si no podemos atender a todos, derivamos a la gente a Cáritas".
La comunidad es fundamental para el funcionamiento del comedor. "Si alguien quiere colaborar, ya sea cocinando o trayendo insumos, siempre es bienvenido", dijo Estela.
MM