Fue en la madrugada del 6 de mayo cuando Justo Fernando Barrientos tiró la bomba molotov que asesinó a Pamela Cobbas, Roxana Figueroa y Andrea Amarante y dejó gravemente herida a Sofía Castro Riglos. A un mes de la masacre, el juez Edmundo Rabbione procesó al hombre y lo acusó de “homicidio doblemente agravado por alevosía y el uso de un medio idóneo para causar daño”, pero en la carátula no incluyó ningún agravante del ataque por motivos de género y/u orientación sexual, pese a reiterados testimonios que advierten del ensañamiento del hombre con las mujeres por su ser lesbianas. Este jueves decenas de personas se movilizaron a la Plaza Colombia en Barracas para reclamar justicia por las cuatro mujeres que vivían en una habitación de un hotel familiar en ese barrio porteño bajo la consigna: “No es libertad, es odio. Fue lesbicidio. El Estado es responsable”.