Minutos después de la aprobación definitiva de la Ley de Amnistía en el Congreso, los diputados de Junts y ERC se fundían en abrazos en el patio para celebrar una "gran victoria del independentismo".
Los soberanistas catalanes culminaban un largo camino de 10 meses en el que han logrado forzar a Pedro Sánchez a dar un giro de 180 grados en su política y en sus promesas electorales para intercambiar votos por investidura. Ahora que se ha acabado esa transacción, Junts deja en el aire la estabilidad parlamentaria del Gobierno de coalición y no garantiza que sus siete diputados, matemáticamente imprescindibles para los socialistas, se mantengan leales a la mayoría parlamentaria.