Moscú ha reaccionado airadamente a la ayuda militar occidental a Ucrania y amenaza con ataques nucleares, una amenaza habitual de los funcionarios rusos desde el primer compromiso de los Estados occidentales de enviar F-16 a Ucrania en el verano de 2023, según el Instituto para el Estudio de la Guerra. Los expertos estadounidenses consideran que se trata de una maniobra táctica para influir en Occidente y reducir el apoyo a Ucrania. No obstante, la preocupación por una escalada del conflicto va en aumento, sobre todo porque algunos Estados occidentales están actuando con menos moderación e incluso barajan la posibilidad de desplegar tropas terrestres. Las amenazas de Rusia se interpretan como un intento de intimidar a Occidente e influir en sus acciones. "Es probable que los funcionarios rusos estén utilizando la operación sobre armas nucleares para disuadir a los responsables occidentales de permitir que las fuerzas ucranianas ataquen objetivos militares legítimos en Rusia con sistemas suministrados por Occidente", según el Instituto para el Estudio de la Guerra. Los expertos consideran improbable el uso real de armas nucleares, pero ven el comportamiento de Moscú como parte de su guerra híbrida.
