Una competición de fútbol femenino celebrada en Sídney (Australia) ha desatado la polémica después de que el equipo Flying Bats FC ganara la Copa Beryl Ackroyd.
Han surgido diferentes acusaciones, y se ha culpado a una de las cinco jugadoras trans de romper la pierna de una de sus contrincantes en dos.
Se han planteado cuestiones de seguridad e imparcialidad, y algunos padres se han mostrado reticentes a permitir que sus hijas compitan contra el equipo.
La situación ha encendido un debate sobre la inclusión de género en el deporte y la seguridad física de las jugadoras.
En la actualidad, las mujeres trans pueden participar en las competiciones femeninas del fútbol australiano.
A pesar de las críticas y las preocupaciones, el presidente del Flying Bats FC subrayó el compromiso del club con la inclusión.
"Somos un club que valora por igual a nuestras jugadoras cisgénero y transexuales. Apoyamos firmemente las directrices de la Comisión Australiana de Derechos Humanos para la inclusión de las personas transgénero y de género diverso en el deporte", declaró Jennifer Peden, Presidenta del club Flying Bats.