Durante más de 40 años, nadie pudo ponerle nombre a este rostro. Ahora, gracias a las nuevas pruebas de ADN, pueden hacerlo. Se trata de Tammy Corrine Terrell, de 17 años, de Roswell, Nuevo México. En 1980, cuando el cuerpo de Terrell fue encontrado al lado de una carretera en Henderson, Nevada, los detectives no pudieron identificarla y la llamaron Jane "Arroyo Grande" Doe.