Un hombre entró en estado de ebriedad de una iglesia y comenzó a armar un escándalo, mientras dos sujetos intentaron tranquilizarlo, el hombre insistía en tomar el micrófono.
Luego de un dialogo con los dos hombres, por fin lo dejaron tomar el micrófono y comenzó a cantar, sorpresivamente dejó con la boca abierta a varios de los presentes.
Al finalizar la canción, continuó con otra, mientras la mayoría lo apoyaba.