Las discusiones en frente de los hijos pueden tener consecuencias negativas en su desarrollo emocional y cognitivo.
Aunque algunos argumentan que estas discusiones pueden enseñar a los niños a resolver conflictos, es importante tener en cuenta que la forma en que se manejan estas discusiones es crucial.
Si las discusiones son expresadas desde la agresión, los niños pueden imitar estos comportamientos y desarrollar problemas como baja autoestima, dificultades en sus relaciones sociales y personales, inseguridades, miedos, falta de control en sus emociones y ansiedad.
Por lo tanto, es recomendable evitar las discusiones delante de los niños y buscar un momento de privacidad para hacer las aclaraciones que sean necesarias.