“Me he quedado estupefacto”.
No yo. No se confundan.
Quien dice estar patidifuso es Abalos, ministro de Transportes de Sánchez durante año y medio, ministro de Fomento a lo largo de otros dos, secretario de Organización del PSOE casi un lustro y portavoz del Grupo Socialista en el Congreso una temporada.
Y se ha quedado supuestamente atónito el preboste socialista, cuando le han preguntado por la detención de Koldo García, su hombre de confianza, acusado de organización criminal, tráfico de influencias, blanqueo de capitales y cohecho.
Arrestado con otros 25 en una operación policial que abarca ocho provincias y en la que los malandrines se embucharon más de 50 millones, colocando a la Administración mascarillas y otro material sanitario anticovid, a un precio diez superior al real.
Entre los ‘clientes’ de Koldo y su cuadrilla aparecen el Ministerio del propio Ábalos, el de Marlaska, el de Memoria Democrática y el Gobierno de Baleares, cuando lo gestionaba la ahora presidenta del Congreso, Francina Armengol.
Como es habitual en la corrupta izquierda española, todo se quedaba en casa y no sólo porque los compradores con dinero público de la mercancía averiada fueran todos del PSOE, sino porque los inmorales vendedores también lo eran.
Entre estos últimos destaca Patricia, la esposa de Koldo, quien tuvo puesto en el Partido Socialista de Navarra y fue contratada como persona de confianza en el Ministerio de Abalos.
De este último no me chocaque afirme haberse quedado estupefacto, porque simular estar atónito es parte del guión en el político pillado con los pantalones a media asta.
Lo indignante es que diga que no se esperaba que lo trincasen, porque Koldo llevaba una vida ‘normalita’.
Pero alma de cántaro… ¿cómo va ser normal pasar en un pis pas de portero de puticlub a potentado con pisos de lujo, coches de ensueño, hoteles caribeños de cinco estrellas y restaurantes sibaritas?
Lo de Koldo es el sueño socialista.
Estas ahí, en tu pueblo navarro, haciendo de macarra a sueldo -motivo por el te han caído dos condenas por agresión- y se te cruza un camarada de partido llamado Santos Cerdán, que es un pelanas pero ha terminado de secretario de organización del PSOE y de negociador con Puigdemont, y te pide que duermas un par de noches en el almacén donde guardan los avales a favor de Sánchez.
Tu lo haces y Santos Cerdán te trae a Madrid, te presenta a Abalos, que te convierte en su mano derecha y a quien haces favores como pagar en metálico los hoteles donde se va de vacaciones el jefe con su familia, para tapar que lo hace a cuenta del contribuyente y vas subiendo.
Colocan a tu mujer en el Ministerio, te hacen consejero de Renfe y a chupar del bote, hasta que atisbas la oportunidad de pegar el gran pelotazo con las mascarillas.
Hay quien escribe que la peripecia de Koldo se parece a la del chófer de la coca de los EREs andaluces. No. El tal Trujillo es un desgraciado, a quien han endiñado cuatro años y nueve meses de prisión por desviar las ayud