Alfonso Rojo: “Tres escaños en Galicia han separado a España del abismo y a Feijóo de caer dentro”

2024-02-19 2,502

Socarrón como es, un par de horas antes de que empezara el recuento oficial de papeletas y cuando ya estábamos camino del plató de Periodista Digital para hacer el programa en directo sobre las elecciones gallegas, Eurico Campano pasó por el chat interno un mensaje tan socarrón como rotundo: “rezad, rezad, malditos”.
Por seguirle la guasa, le contesté -también por WhatsApp- que se olvidase de mis plegarias, porque mi experiencia y llevó 50 años en esto, es que Dios sólo ayuda a los buenos, cuando son más que lo malos.
Y este glorioso 18 de febrero de 2024, en una de las regiones más entrañables de España, los buenos han sido más que los malos.
A estas horas, todo el mundo saca pecho en el PP y aledaños, pero les aseguro que hasta pasadas las 9 de la noche del domingo, a los gurús, estrategas y gerifaltes de Génova 13 no les cabía un cacahuete a martillazos.
Y con razón porque la de hoy podría haber sido otra jornada trágica, en la que España sumara un quebradero más a su maltrecha salud como Nación.
Los titulares son luminosos y van del ‘quinta mayoría absoluta consecutiva’ al ‘batacazo socialista’, pero no debemos pasar por alto que tres escaños -cuatro si asumimos como propio el del orensano Jácome- nos han separado del abismo. Un precipicio en el hubiera caído también Feijóo.
Con el resultado que soñaba el socialista Sanchez y pronosticaba el CIS de Tézanos -PSOE, BNG, Sumar y Podemos sumando más votos que el centroderecha-, Galicia estaría ahora en manos del separatismo y del comunismo.

Sánchez daba por supuesto que el liderazgo de Feijóo quedaría herido de muerte, porque su partido no renovaría mayoría en Galicia y lo que agoniza tras estas autonómicas es el PSdeG, hundido en nueve escaños y condenado a seguir siendo el subalterno del BNG.
No es la excepción, sino la norma. El PSOE se haya convertido en una triste escolta de Bildu en el País Vasco y de ERC y Junts en Cataluña.
En la capital de España es la tercera fuerza, por detrás de Más Madrid. En Andalucía tiene penitencia para largo. En Castilla y León vaga por el desierto desde 1987. En Murcia, desde 1993.
En Valencia está hecho unos zorros y en Navarra va camino de la irrelevancia.
Tan estrepitoso como el fracaso de Sánchez es la derrota de Yolanda Díaz, que no ha conseguido ni un escaño en su propia tierra.
De Podemos no hablo porque ha quedado por debajo del Partido Animalista.
De VOX, devorado por la llamada al voto ‘útil’, tampoco digo nada, porque hoy no toca.
Si quiero subrayar que haría bien el PP en Galicia, ahora que dispone de cuatro años por delante, en coger por los cuernos el toro del separatismo, entrar a fondo en la batalla cultural y trabajar sin denuedo para reconquistar el voto joven.
Y así, la próxima vez, no llegaremos a las urnas con el alma en vilo, sino convencidos de que Dios está de nuestro lado, porque somos más y mejores que estos zarrapastrosos.