La noticia del repentino fallecimiento del opositor ruso Alexei Navalni, que se encontraba preso en una cárcel ubicada en el Ártico desde el pasado mes de diciembre, ha generado conmoción entre los líderes europeos, cuyas primeras reacciones han comenzado a llegar pocos minutos después de que los servicios penitenciarios de Rusia anunciaran su muerte.