¿Qué té prefieres? ¿El clásico té del desayuno con azúcar y leche? ¿Un relajante té de camomila? ¿O un refrescante té verde?.
Sea como sea, esta reconfortante bebida es una cuestión de gustos personales.
Sin embargo, si hablamos de salud, el té de menta se lleva la palma. No solo aumenta los niveles de hidratación, sino que también está repleto de antioxidantes.
Muchos tés contienen compuestos polifenólicos, que son los responsables de sus propiedades antioxidantes.
Diversos estudios han demostrado que estos antioxidantes pueden ayudar a prevenir y tratar enfermedades cardiovasculares.
Además, se ha descubierto que algunos tés tienen efectos antienvejecimiento y antidiabéticos.
El té de menta, en particular, es conocido por aliviar las molestias estomacales y ayudar a regular los movimientos intestinales.
Un estudio de 2021 publicado en la revista Complementary Therapies encontró que el aceite de menta reducía los efectos de las náuseas en pacientes sometidos a quimioterapia.
Según Mount Sinai Health Systems, la menta tiene la capacidad de relajar los músculos del estómago y mantener un flujo biliar saludable.
Por si fuera poco, el té de menta no contiene cafeína, por lo que es perfecto para tomar por la noche antes de acostarse.
Sin embargo, a pesar de no tener cafeína, el té de menta puede ayudar a mejorar el estado de alerta y la memoria.