El último invento del socialista Sánchez, quien por cierto se maquilla más que Isabel Preysler y va las reuniones con peluquero en la comitiva, es la ‘fachosfera’.
El aliado de los facinerosos de Bildu, socio de los golpistas de Junts, colega de los imputados por terrorismo en el ‘proces’, padrino de los estafadores de los EREs y camarada del Tito Berni y sus diputeros, califica de ‘fachas’, abreviatura coloquial de ‘fascistas’, a todos los españoles que no apoyan al PSOE en su pringosa abrazo a los enemigos de España.
El marido de Begoña no se corta un pelo.
Insulta abiertamente a millones de ciudadanos, porque en su opinión -y en la de los ‘mariachis’ periodísticos amarrados al pesebre de La Moncloa- todos los que no consideramos a Txapote un ‘progresista’ y a los xenófobos separatistas ‘gente de bien’, solo merecemos el desprecio, el señalamiento y ser arrinconados tras ‘el muro’.
A mi, las etiquetas de Sánchez y su cuadrilla me la pelan, pero soy consciente e que en el centroderecha español hay mucho acomplejado, al que se le caen los palos del sombrajo cuando escucha ese tipo de descalificaciones.
No es tiempo de melindres, sino de quitarse los guantes y repartir estopa, como se hace en democracia: manifestándose por la libertad, protestando en las calles y plazas y batallando en los medios de comunicación, en las redes sociales y donde sea.
Tiene coña que un tipo, a favor de cuyas tropelías reman TVE, RNE, LaSer, El País, Telecinco, LaSexta, Cuatro, Antena 3 y el tropel de paniaguados colocados en las tertulias, para que entonen loas al Gobierno Frankenstein a cambio de unas míseras peonadas, denuncie una conjura mediática contra él, pero España es así.
Aquí te pueden plantar una diana en la frente y simular que te pegan un tiro, como le han hecho a Abascal, y no pasa nada.
Pueden pelársela soñando que azotan a Mariló, como hizo Pablo Iglesias y seguir ejerciendo oficialmente de feministas.
Pueden robar cientos de millones, como ha hacho parte de la direccion socialista y continuar acusando al rival de corrupción.
Pueden intentar taparte la boca y presionar a las Asociaciones de Prensa para que te ‘maten’ profesionalmente, como esta haciendo el PSOE, y nadie se agita.
Pero se te ocurre recordar sus pifias, denunciar sus mangancias, denunciar sus apaños y etiquetarlos de lo que son y ponen el grito en el cielo.
Lo normal en una democracia asentada sería que los ciudadanos esperaran a las urnas para hablar, pero ya ni hay tiempo ni es ya suficiente.
Hay que pelear y nosotros, por mucho que hablen de ‘fachosfera’ el maquillado Sánchez, el zote Patxi López, el macarra Oscar Puente y el canapero Bolaños, lo vamos a seguir haciendo.
¡Hasta el final!