El mal tiempo durante un vuelo puede ser un problema para los pasajeros, y las turbulencias son un fenómeno frecuente.
Las turbulencias se producen cuando las condiciones meteorológicas adversas provocan un flujo de aire irregular sobre el avión.
En algunos casos, las turbulencias pueden provocar reacciones corporales extremas, como mareos, náuseas y sudoración.
Estas reacciones están relacionadas con la orientación espacial.
La orientación espacial es la forma en que el cuerpo se reconoce a sí mismo en un entorno en relación con los objetos circundantes.
La visión y el equilibrio son los dos factores principales que controlan la orientación espacial.
El 80% de la orientación espacial la proporciona la visión. Por eso, la falta de visión puede provocar una grave desorientación.
En vuelo, lo único que podemos ver es el asiento que tenemos delante. Por eso, el cuerpo tiene que confiar únicamente en el equilibrio.
Durante las turbulencias, el equilibrio se ve alterado y el cuerpo no puede percibir lo que le rodea.
Por eso, los pilotos sufren menos náuseas que los pasajeros, ya que pueden ver el horizonte desde la cabina.
Durante las turbulencias, se pueden realizar ejercicios de respiración profunda y rítmica para calmar el sistema nervioso.