Todos creemos saber qué objetos de nuestro hogar pueden provocar un incendio.
Sin embargo, muchos de estos riesgos pasan inadvertidos porque proceden de objetos que, a primera vista, no parecen peligrosos.
En primer lugar, un enchufe o alargador sobrecargado puede sobrecalentarse y provocar un incendio.
Otro peligro de incendio es la acumulación de pelusas en el conducto de ventilación de la secadora, que puede suponer un riesgo si se expone a cualquier fuente de calor.
El cableado obsoleto o defectuoso que hay detrás de las paredes es un peligro de incendio y puede detectarse por el parpadeo frecuente de las luces o por fusibles fundidos.
La grasa puede acumularse en la parte superior de las cocinas y resultar peligrosa. Por eso, es aconsejable limpiar los hornos y las cocinas con regularidad para evitar incendios.
Por último, los calefactores portátiles son muy útiles, pero si se guardan junto a objetos inflamables, pueden suponer un riesgo importante.