Eduardo García Serrano destroza dialécticamente, en La Retaguardia del 2 de enero, a la izquierda gubernamental, socia de golpistas y proetarras, por rasgarse las vestiduras ante los sucesos de Ferraz y hacer la vista gorda a la quema de muñecos con la figura del Rey o los carteles de odio deseando tiros en la nuca a Abascal.