El uso de fuegos artificiales y petardos es una costumbre en muchos puntos de España y otros países europeos. Su compra crece en estas fechas, como en Valencia, en una región con una especial vinculación con el sector pirotécnico. Lejos de resultar divertidos para muchos, puede suponer un gran problema para otros, como para los animales y para muchas personas, como es el caso de aquellos que sufren trastorno de espectro autista.