El terremoto más mortífero en poco menos de una década sacudió la región montañosa del noroeste de China, matando a 126 personas.
El epicentro del seísmo, de magnitud 6,2, se situó a 800 millas de la capital del país, Pekín, y dejó 700 heridos.
La cadena estatal CCTV dijo que se había confirmado la muerte de 113 personas en Gansu, mientras que un político local afirmó que otras 13 perecieron en Qinghai.
Se registraron nueve réplicas, la mayor de las cuales registró una magnitud de 4,1, que se sumaron a los daños causados en carreteras y viviendas.
Los servicios de emergencia levantaron refugios de evacuación para ayudar a los afectados, mientras las temperaturas nocturnas descendían entre -15 y -8°C.
Los lugareños declararon a los medios de comunicación que la devastación se debió en parte a la baja calidad de los edificios de la zona y a que se produjo en plena noche.
Este último suceso es el que más víctimas mortales ha causado en el país desde el terremoto de 2014, en el que murieron 617 personas en la provincia de Yunnan.
El terremoto más mortífero de China en los últimos años se registró en 2008, cuando un seísmo de magnitud 7,9 dejó 90.000 muertos en Sichuan.