Después de un entrenamiento intenso, es natural que quieras descansar.
Sin embargo, para aprovechar al máximo tu entrenamiento y estar listo para el siguiente, es importante que te recuperes correctamente.
Uno de los signos más importantes de que necesitas un día de descanso es que tu rendimiento empieza a disminuir.
Si no corres tan rápido ni levantas tanto peso como lo hacías antes, y te duelen las articulaciones y los músculos, es probable que sea el momento de tomarte un día libre.
Si te cuesta quedarte quieto, también puedes tomarte un día de recuperación activa, que puede consistir en un paseo corto o un poco de yoga suave. Esto ayudará a que tu cuerpo siga moviéndose, pero sin sobrecargarlo.
Los estiramientos son esenciales para la recuperación. Ayudan a relajar los músculos y a prevenir la rigidez y el dolor.
Después de un entrenamiento intenso, es importante hidratarte y repostar los electrolitos que has perdido. Bebe mucha agua y consume alimentos ricos en proteínas y carbohidratos.