El encanallamiento de la Política española, la pérdida de principios, valores y sensatez, no es ajena a un hatajo de paniaguados que han olvidado o quizá nunca supieron, que nuestra función esencial es controlar al Poder y que sin periodistas, no hay Periodismo y sin Periodismo no hay Democracia.
Hace unos días, justo una semana después de que unos pistoleros -todavía anónimos- descerrajaran un balazo en la cara a Alejo Vidal-Quadras, ex vicepresidente del Parlamento Europeo y fundador de VOX, le pegaron un huevazo en la cocorota, también en el centro de Madrid, a un diputado del PSOE llamado Herminio Rufino.
En contraste con Alejo, que sangrando por la cara y a la espera de la ambulancia recomendaba calma a los vecinos, el tal Herminio, todavía con rastros de yema en el occipucio, no perdió un segundo en convocar histérico a las televisiones, para anunciar que los ‘indignados’ con Sánchez y la ilegal amnistía habían estado a punto de matarlo: “Si no es por la Policía, no salimos”.
Tiene coña y da para muchos chistes el cagazo del preboste socialista, pero todavía es más ridícula la reacción de los medios de comunicación.
Aunque parezca broma, tengo el deber de informarles de que en la Cadena SER, El País, La Sexta, TVE, las otras cadenas y entre la cuadrilla de tertulianos de plantilla, ha tenido mucha más cobertura el huevazo al heroico Herminio que el balazo a Alejo.
Lo que va en sintonía con la actividad y diligencia del Ministerio de Interior de Marlaska, que ya ha identificado a algunos de los que abucheaban al diputado socialista y sus colegas a la puerta del restaurante, pero que todavía no tiene -o dice no tener- pajolera idea de quiénes fueron y a que ideología responden los frustrados homicidas el ex presidente del PP en Cataluña.
¿Y ante tanta estulticia, qué hacen los periodistas?
Pues en general nada, aparte de contribuir con entusiasmo a chapotear en la necedad.
Seguro que se han fijado con estupor en que los plumillas destacados por las cadenas de televisión a la sede del PSOE, en la madrileña calle Ferraz, suelen ir ataviados con casco de kevlar, chaleco antibalas y toda suerte de indumentaria bélica, ajenos al detalle de que las niñas, los estudiantes, las señoras, los jubilados y los mozarerones que allí se manifiestan cada noche contra la traición de Sánchez, ni tiran piedras, ni lanzan cócteles molotov, ni queman coches y ni siquiera rompen escaparates.
Y mucho menos, pegan a la gente.
No voy a hacer más sangre en ese asunto, pero recomiendo a los interfectos y a sus jefes que miren como va Almudena Ariza en Gaza o en Cisjordania, cuando hace a pecho descubierto sus estupendos reportajes.
Imagino que debe ser gratificante recibir cotidianamente una ración de pienso, pero llamándose periodistas, aunque no lo sean, debe escocer y bastante el roce en el pescuezo de la soga con están amarrados al pesebre de Tito Sánchez.
¡Vergüenza les tendría que dar a estos merluzos!