Damas y caballeros… Bienvenidos a la infamia.
Tendremos Gobierno Sánchez-Puigdemont y el caradura que perdió las elecciones y miente más que habla, seguirá ‘okupando’ La Moncloa, a cambio de acabar con la igualdad entre los españoles y debilitar la unidad de España.
El jefe del PSOE ha ido atendiendo, paso a paso, cada exigencia del separatismo, con los plazos que imponían los sediciosos, y seguirá así hasta el final.
Le exigieron que el catalán fuera lengua oficial de la Unión Europea y que Europol borrara a los violentos CDR del listado de amenazas terroristas y le faltó un segundo para que Albares y Marlaska salieran perdiendo el culo a atender el reclamo.
Le demandaron un ley de amnistía ‘total’, incluyendo a los fanáticos que dejaron tullidos a dos docenas de policías en los altercados del 1 de octubre de 2017 y ya está en marcha.
Le quedan por tragarse dos sapos de dimensiones colosales: el relator internacional -al estilo de esos verificadores que ofrece la ONU entre beligerantes en conflictos como el de Ucrania o el de Gaza- y un referéndum de independencia en Cataluña.
Y ahí también claudicara.
¿Qué hacer ante este desastre y los años de vergüenza que se avecinan?
Pues lo primero es dejar claro que no somos una recua de gilipollas a los que un delincuente con carnet del PSOE puede pastorear ovinamente y que eso de la ‘mayoría social progresista’ -donde incluyen a proetarras, racistas y golpistas- se lo pueden meter por donde les quepa.
Hay que protestar y manifestarse; constantemente.
Es necesario que en el extranjero, sobre todo en Bruselas pero también en Washington, visualicen que millones de ciudadanos no aceptamos resignadamente que un facineroso y el partido de ‘pancistas’ que le arropa, se pongan por montera nuestra Constitución, aliados con los enemigos de la Patria.
Es imprescindible proclamar en voz alta, que no vamos a permitir una España de parias y VIPS, donde catalanes y vascos tendrán una financiación privilegiada y un Código Penal ‘ad hoc’, en detrimento del dinero y de la seguridad jurídica de los habitantes del resto de las regiones.
Es vital no desfallecer, no sucumbir al derrotismo del ‘no sirve de nada’ y pelear, porque la victoria solo es para los que nunca se rinden.
PP y VOX deben aparcar sus discrepancias y hacer una oposición feroz, aprovechando el enorme poder regional, local e incluso parlamentario que el centroderecha logró en las elecciones del pasado 28 de mayo.
Antes de concluir y pensando en la batalla, quiero hacer un somero repaso de nuestros efectivos.
Con la Iglesia, que hace tiempo perdió su voz y anda atribulada por el pecado de la pederastia, no podemos contar.
Con la Universidad, que genera malandrines como Pablo Iglesias, Errejón o Monedero y sintoniza con los terroristas de Hamas, los torturadores chavistas y los herederos de ETA, tampoco.
De los actores y el llamado mundo de la Cultura, ni hablo.
El IBEX y los empresarios, que tanto maldicen en privado, no abrirán la boca ni se pronunciarán