Una joven de 19 años, que residía en la ciudad de salteña de Tartagal, concurrió en tres oportunidades a la guardia con dolores de cabeza y un malestar general recibiendo antibióticos como tratamiento.
Lo cierto es que, tras derivarla a un centro de atención de mayor complejidad en la capital provincial, descubrieron que tenía una fuerte infección cerebral y las pastillas administradas no hicieron más que acelerar su muerte.
Minutos antes de inhumar el cadáver pasaron por el nosocomio y llevaron adelante un escrache con el féretro. Para conocer más detalles dialogamos con el periodista Sebastián Cruz.