Las orillas del Lago de Maracaibo, el más grande de Venezuela, son espesas y verdes, y si alguien lanza allí un objeto liviano no se hunde, pues la acumulación de petróleo, producto de numerosos derrames, y la proliferación de una bacteria sólida en la zona han creado un pantano, cuya putrefacción afecta a la salud y a la economía de los lugareños.
La situación es, según pobladores y ambientalistas, una emergencia, algo que el Gobierno descartó, aunque admitió que existe un problema por la proliferación de la bacteria llamada "verdín", sin mencionar los derrames de crudo, pero aseguró que esto no afecta las "excelentes condiciones" en que se encuentra el estuario.
Quienes viven en las costas aseguran lo contrario.