A Vinicius, que es un chaval de 22 años, se le junta ser del Real Madrid y el mejor del mundo. Y eso jode bastante.
También que es exuberante y celebra sus goles en plan carnaval, pero eso -por mucho que se empeñen el socialista Ximo Puig y otros desubicados- no explica, justifica o matiza los insultos que recibe.
Le podrían gritar ‘chulo’ o ‘tonto’, pero los facinerosos han optado por lo de ‘mono’ y eso -señor mío- es racismo.
Lo de Irene Montero, certificando por escrito con su homóloga brasileña que el racismo ‘está muy arraigado en España’, es de una gilipollez supina y deja patente que la cónyuge de Pablo Iglesias tiene pocas luces, es una ignorante, arrastra traumas complicados, vive borracha de antiespañolismo y debió tener experiencias íntimas catastróficas, antes de instalarse el chalet de Galapagar y empezar a cobrar un pastón del erario público.
En España hay episodios de racismo, pero minoritarios, menos flagrantes, extensos y reiterados que en Francia, Inglaterra, Alemania o EEUU.
Pero Irene…¿cómo no va a haber racismo en el país de tus amigos de Bildu, PNV, ERC, Arzalluz, Otegi, Pujol, Torra, Junqueras, TV3 y los maquetos?
¿Y dónde hay agresiones, acosos, descalificaciones y censuras al discrepante, al disidente, al que no se pliega a la arbitrariedad de los sectarios que mandan en la zona?
¿Quién las perpetra? ¿De quién son aliados y socios los agresores?
Cuando los Otegi, Urkullu, Rufián o Rahola de turno ponen el acento en que vascos o catalanes son ‘diferentes’, lo que piensan de verdad, pero casi nunca se atreven a declarar en voz alta, es que son ‘superiores’.
Que están por encima de nosotros, de los españoles comunes, de los andaluces, los extremeños, los murcianos, los castellanos, los valencianos o los madrileños. Moral, intelectual y hasta genéticamente, como ha escrito alguno de ellos.
Y eso, además de una estupidez, es racismo y de la peor estofa.
Pues con esos racistas es con los que Pedro Sánchez pacta presupuestos y aprueba leyes como la sueltavioladores del ‘Si es Si’ o la que otorga a los okupas más derechos que los propietarios de una vivienda.
Y tu, Irene, bonita, estás en la pomada.
Como lo están tus compadres de Podemos, los ministros del Gobierno Frankenstein y todos esos barones autonómicos del PSOE, tipo Page, Lambán o Vara, que dicen que nos les gusta, pero se la tragan doblada.