Ella se llama María Ana Surniak, es artesana, hace canastos de variados tamaños y los vende en el Mercado Concentrador. Este oficio milenario, lo aprendió hace 42 años en Paraguay, su país natal, de la mano de su suegro que se dedicó toda su vida a ello. En la actualidad forma parte de todo el preso comercial: planta las cañas, las corta, elabora las cestas y las vende.
RC