Sánchez y su Gobierno Frankenstein no pasarán sólo a la Historia por haber puesto España en almoneda, abrazándose a proetarras, golpistas y zarrapastrosos.
Ni por la inmensa deuda pública que legan a las generaciones futuras.
Quedarán también retratados en el imaginario colectivo por la sarta de gilipolleces que han impulsado.
Dentro de unos años, cuando se disipe esta peste, como ocurre con el inefable Zapatero, está panda de sectarios e ineptos serán, sobre todo, carne de chiste.
Y no porque tengan gracia, que no la tienen, sino por lo tramposos, ridículos y horteras que son.
El socialista Sánchez entró en La Moncloa a lomos de su supuesta lucha contra la corrupción y a los cinco minutos enchufó a su mujer, plagió una tesis y convirtió el Falcon, que pagamos todos, en su patinete particular.
El podemita Iglesias se aupó a la vicepresidencia clamando contra los políticos que vivían en chalets y colocaban a sus amigos y de inmediato se compró una mansión de lujo, con piscina y casita de invitados, y metió de ministra a su cónyuge y altos cargos a sus amigas íntimas.
Podríamos volver sobre la excursión en Falcon a Nueva York de Irene Montero y la ‘Banda de la Tarta’, pero tenemos otros ejemplos más recientes e igual de chuscos:
La ministra ‘Chiqui’ Montero acaba de despilfarrar 24.000 euros de dinero público en instalar una nueva cocina, lo que sorprende si se tiene en cuenta que no guisa ni en peligro de muerte por inanición.
Diana Morant, ministra de Ciencia e Innovación, se ha gastado 125.000 euros en muebles, decoración y reformas en su vivienda gratis oficial.
Raquel García, la ministra que hace trenes que no caben en lo túneles, se ha pulido 44.000 euros en vajilla.
Y todo a cuenta de ustedes y mientras la prensa del Régimen Sanchista, los tertulianos de plantilla y las televisiones del pesebre, guardan un abyecto silencio o intentan ocultar el escándalo, como han hecho con el Tito Berni y los diputeros socialistas o con los viajes de placer a Cádiz del ex ministro Campo, pareja de Maritxell Batet y hoy incrustado en Tribunal Constitucional con un sueldo de ensueño.
Pues para evitar que Sánchez y su cuadrilla tapen sus vergüenzas y que la gente olvide tanta tropelía, nosotros vamos a martillear una otra vez, sin descanso y sin miedo, sobre sus pifias y corruptelas.
Les vamos a dar hasta en el cielo de la boca.
Bueno…los que sean de mi generación y tuvieran una educación similar a la mía, se acordaran de que en la misa, el ofertorio generalmente va antes del sermón.
Yo, aquí, alterando un poco el orden litúrgico, voy a pasar el cepillo justo después del sermón.
Para recordarles que necesitamos su ayuda… Y urgente.
Y que sin su apoyo, sin que ustedes se sumen a la batalla contra la estupidez, el sectarismo y la ineptitud, va ser materialmente imposible para nosotros seguir luchando como lo hacemos ahora.
Si tienen un hueco y ganas, entren en esta dirección de PayPal o en nuestro número de cuenta y manden 20, 50, 100 euros o lo que puedan.