La industria farmacéutica tiene una enorme influencia en la política sanitaria. Algunas corporaciones logran obtener dinero público para promover sus medicamentos más caros. Otras, como se demostró, ocultaron efectos secundarios graves.
La lucha contra la COVID-19 incita aún más la codicia de las empresas farmacéuticas. El poder desorbitado de esta industria, ¿constituye una amenaza para los sistemas sanitarios públicos? El mercado farmacéutico ha cambiado notablemente en los últimos diez años. Un puñado de grandes corporaciones, también conocidas como "big pharma”, producen la mayor parte de los medicamentos del mercado mundial. Son más ricas y poderosas que nunca y pueden decidir sobre las políticas de salud de los gobiernos.
Este reportaje es el resultado de más de un año de investigación. Muestra la economización del sector farmacéutico a través de declaraciones de pacientes, denunciantes y abogados, así como de análisis de médicos, exministros y representantes de la industria farmacéutica. Las autoridades sanitarias acusan a los grandes laboratorios de ocultar o minimizar partes de sus investigaciones clínicas con el fin de mantener su monopolio. Por ejemplo, en el caso del Depakine, un antiepiléptico de la marca Sanofi que causó un escándalo en toda Europa.
En Estados Unidos, Johnson&Johnson tuvo que ir a juicio por llevar a millones de pacientes a la adicción a los opioides. En el tratamiento de la degeneración macular, un trastorno ocular, el fabricante Novartis se impuso con un medicamento mucho más caro que otros fármacos de igual eficacia. Ahora las autoridades francesas de competencia tomaron medidas: el 9 de septiembre de 2020, Novartis, Roche y Genentech fueron condenados a pagar 444 millones de euros por prácticas abusivas en el tratamiento de la degeneración macular.
La industria farmacéutica recibe el apoyo de médicos influyentes. En Alemania, sólo una quinta parte de los médicos declara recibir subvenciones de la industria farmacéutica. En la lucha actual contra la pandemia de coronavirus, este documental analiza el trabajo de presión de la marca Gilead por lograr la aprobación de un prometedor medicamento. Gran parte de la investigación se financió con fondos públicos. Mientras, todas las empresas del sector se afanan por hallar la cura milagrosa y así superar a la competencia.