El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, ha declarado que Occidente "ha llegado al punto de no retorno" al convertir Ucrania en una "base militar rusófoba".
El futuro de la política exterior rusa, dijo, era acabar con el dominio de Occidente en la vida internacional.
En su opinión, la política de Occidente ha consistido en "contener a Rusia" ampliando las fronteras de la OTAN y "convirtiendo a la fraternal Ucrania en un bastión militar antirruso y rusófobo".
Acusó a Alemania, Francia y Polonia de sancionar "un sangriento golpe de Estado en Kiev en febrero de 2014 bajo consignas abiertamente nazis y racistas".