Hay actos merecedores de pasar a la posteridad.
En este caso en concreto a la historia del esperpento más absoluto.
Después de que más de medio Gobierno socialcomunista se embarcase con Pedro Sánchez en el avión rumbo a Marruecos para mantener, entre otras citas, un encuentro con el rey Mohamed VI, el monarca alauí dejó plantado a la comitiva española.
O eso se creía hasta que empezó a correr el rumor de que en realidad desde Moncloa supieron que el rey marroquí no iba a a estar presente y de ahí que ponderasen la famosa llamada telefónica de media hora entre Sánchez y Mohamed VI.
Evidentemente, con el esperpento ya imposible de tapar, el Ejecutivo diseñó una estrategia de echar un manto de silencio sobre el particular y, de este modo, tratar de desviar balones.
Así que nada más coger por banda los periodistas al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y preguntarle por qué se había acudido a Marruecos cuando parecía claro que el rey Mohamed VI no iba a poder estar presente, tanto el titular de esa cartera como su equipo de prensa y asesores empezaron a gritar que el ministro no iba a hablar delante de los micros.
Dicho en plata, tal y como se ve en la pieza mostrada el 1 de febrero de 2023 por Vicente Vallés en Antena 3 Noticias, lo que el Gobierno no quería era responder con micrófonos y cámaras enchufadas a una cuestión más que peliaguada.
Porque, curiosamente, tal y como el propio Vallés detalla a continuación, minutos después el titular de Exteriores se explayó ante los medios, pero ya con la lección aprendida y con el guion perfectamente diseñado para no meterse en camisas de once varas.
