Vivimos tiempos confusos.
En España, por ejemplo, no se puede rezar ya cerca de una clínica abortiva pero se puede homenajear a un terrorista etarra liberado gracias al claudicante Gobierno PSOE-Podemos.
En España, está mucho más protegido un huevo de aguilucho, que un feto humano.
En España, robar dinero público, para garantizarte una carrera política rumbosa, como hacen los socialistas y camaradas progres, no es ya delito.
No es España un caso aislado de insensatez, dentro de eso que conocemos como Occidente, aunque hay aspectos que llaman la atención.
Nunca debería ser necesaria una manifestación bajo el lema ‘Por España, la Democracia y la Constitución’, pero se vuelve imprescindible a la vista de lo que se nos viene encima.
Y que el Gobierno Sánchez intente sabotearla y haya movilizado a TVE y a los periodistas del pesebre monclovita para desacreditarla, evidencia la degradación de valores que padecemos.
Supongo que ya saben que no se celebrará en la Plaza de Colón, porque el delegado del Gobierno ha cedido el lugar a unos amiguetes ultras, por lo que a las 12 del mediodía de este 21 de enero de 2023 nos toca ir en masa a Cibeles, que tampoco es mal sitio.
Sobran razones.
Nunca hubo tanto nepotismo, impericia y despilfarro como ahora.
Nuestra democracia ha sido puesta en entredicho por este Gobierno Frankenstein, con decisiones, pactos, reformas y concesiones incompatibles con la letra y el espíritu de la Constitución.
Cuando Sánchez dice que no habrá un referéndum independentista en Cataluña, todos sabemos que miente y que llegado el momento hasta lo alentará, para intentar seguir durmiendo en La Moncloa.
Estos que nos gobiernan no sólo son sectarios o fanáticos. Son también una panda de ineptos.
Para protestar contra ellos, contra el tipo que indulta golpistas, beneficia legalmente a violadores y exonera corruptos, la Plaza de Cibeles debe llenarse de españoles.
Si la Iglesia, los grandes empresarios, los llamados intelectuales, los artistas de relumbrón y los amos de las cadenas televisión siguen silentes, allá ellos.
Nosotros no podemos ni debemos callarnos.
Así que no sean vagos, muevan el culo y échense este sábado a la calle, que tenemos elecciones dentro de cuatro meses y no podemos fallar.