El espacio habitable caro y escaso es el gran problema de las metrópolis europeas como Ámsterdam. El reportaje acompaña a los habitantes de la ciudad holandesa en su búsqueda de alojamiento y muestra lo que las altas rentas significan para el desarrollo urbano de nuestras metrópolis.
Wendy Bijwaard lleva buscando apartamento desde que se separó de su marido. En el barrio donde vive le gusta su trabajo, las escuelas de sus dos hijos, los amigos, los pasatiempos... pero no sabe si podrá quedarse. Tiene 52 años y gana lo suficiente como para permitirse un apartamento en la metrópoli holandesa. Pero no hay oferta. Wendy no se rinde, aunque solo sea por los niños. Actualmente vive con unos amigos, pero para el verano debe haber encontrado un nuevo hogar.
Encontrar apartamento es especialmente difícil para los jóvenes. Mees Koopmann ha vuelto a casa de su madre después de ocho meses de búsqueda. Ella se ha ido a vivir al campo por motivos económicos. Desde entonces, Mees tiene que hacer un largo camino al trabajo y a la universidad. Se trata de un problema generalizado entre estudiantes y aprendices: ofertas de alquiler extremadamente caras y listas de espera interminables. Para conseguir una vivienda barata hay que esperar hasta 18 años.
Incluso la universidad de Ámsterdam planea ahora vender sus terrenos en el centro de la ciudad y mudarse a la periferia. Y algunas personas como Stijn Mertens, de 38 años, tratan de solucionar el problema a su manera. En Den Bosch se ha construido una "Tiny House", una casa pequeña de 25 metros cuadrados.