Se les está poniendo color de hormiga el panorama a Pedro Sánchez y sus compinches, pero la oposición no puede cometer el error colosal de afrontar las elecciones previstas para este 2023 como si fueran simples citas con las urnas.
Ni las autonómicas y municipales de mayo, ni las generales de finales de año son comicios normales, donde los ciudadanos examinarán el grado de acierto en la gestión de esta panda que nos gobierna.
Las elecciones de 2023 no van de eso.
Lo que dirimirá en las urnas es si el pueblo español tiene todavía el coraje, la decencia y el sentido común suficientes para restaurar la democracia, amenazada por la ambición del vanidoso Sánchez y por la mezquindad de un PSOE, que se ha entregado a los enemigos de nuestra Nación.
Por inaudito que parezca, más allá de la amenaza de recesión, del despilfarro, del incremento de los impuestos, de los chiringuitos, de los enchufes, los asesores y las malversaciones consustanciales a la izquierda gobernante, lo que se decide en 2023 es si España -como la hemos conocido- sobrevivirá al sanchismo.
Con Sánchez y su Gobierno socialcomunista ya no están en juego cuestiones habituales en cualquier país democrático de nuestro entorno, como la política económica, el funcionamiento de los servicios públicos o la política internacional.
Está en juego España, incluida su unidad, porque todos sabemos que si Junqueras le aprieta, Sánchez dará vía libre al referéndum independentista en Cataluña.
Y si le dejamos, acabara también con la separación de poderes.
Las últimas encuestas confirman que, si hoy hubiera elecciones, la suma de PSOE y Podemos se quedaría en 120 escaños, mientras PP y VOX pasarían de los 180, suficientes para sacar en carrera a Sánchez de La Moncloa.
A estas alturas, da la impresión de que no le funcionan las cortinas de humo al Gobierno PSOE-Podemos y que el electorado penaliza las maniobras fraudulentas de Sánchez para agasajar al separatismo, la operación para hacerse con el Tribunal Constitucional, las cesiones a los corruptos o la aprobación de disparates legislativos como la ley del ‘solo sí es sí’.
Feijóo empieza 2023 con ventaja en los sondeos sobre un Sánchez que no remonta.
Abascal recupera fuelle y los zarrapastrosos de Podemos no despegan.
Ahora de lo que se trata es de no dar respiro a los felones.
No dejarles ni sacar la cabeza del agua.