Los belenes que Ada Colau instala en la Plaza de Sant Jaume de Barcelona cada Navidad no dejan indiferente a nadie.
Este año, el Ayuntamiento de Barcelona ha optado por un vídeo mapping interactivo que, según señalan, representa diferentes tradiciones de la Navidad, aunque apenas aparecen unos segundos representadas las tradicionales figuras del Niño Jesús, la Virgen María y San José. Al ser un vídeo proyectado, solo puede verse de noche. Y ha costado casi 100.000 euros.
En 2021, tampoco hubo un Belén como tal, sino una intervención artística integrada entre las fachadas del Ayuntamiento y la Generalitat, que ascendió a unos 200.000 euros. Eso sí, con todos los personajes: desde el niño Jesús, hasta el caganer.
En 2020, no se puso en la plaza del Ayuntamiento por las restricciones de la pandemia. Pero Colau expuso en el Museo Frederic Marès su particular versión del Belén: el nacimiento, en la playa y al lado de una patera.
En 2019, los ciudadanos lo llamaron “trastero”, “punto limpio” y “almacén”, porque las figuras estaban metidas en cajas.
En 2018, Colau colocó unas sillas alrededor de una mesa para representar a las figuras del Belén.
Y, en 2017, se decía que el Belén de Colau era “una mierda pinchada en un palo”, porque se trataba de figuras que se sostenían en el aire con unos palos de madera, por el módico precio de 150.000 euros.
Cada año, la polémica está servida.