No solo incrementan sus exigencias.
También suben el nivel de burlas hacia el Gobierno Sánchez.
El Ejecutivo catalán tiene la sartén por el mango en lo que se refiere a decidir quién se sienta en la poltrona del Palacio de La Moncloa.
Y sus miembros saben a la perfección que alguien tan adicto al poder como es Pedro Sánchez está dispuesto a pagar el precio que sea con tal de mantenerse en el machito.
De una tacada, en poco más de un año, quienes pretendieron romper la unidad de España han pasado de la cárcel a estar libres, con el delito de sedición derogado, a tiro de piedra de que tampoco se les señale por malversadores y, por tanto, a optar nuevamente a presentarse en unas elecciones.
Pero, tal y como reza cualquier manual que se precie del buen chantajista, los independentistas no se conforman con eso.
Ahora plantean la celebración de otro referéndum al estilo del 1-O, no más tarde del año 2024, y rebajando las condiciones para poder declarar la secesión de Cataluña.
Así lo hacía saber la portavoz del Gobierno de Cataluña, Patricia Plaja:
Estamos trabajando para que haya un referéndum acordado. Esa es la manera avanzar porque queremos la máxima implicación de toda la sociedad y conseguir la máxima participación de los diferentes sectores de la sociedad.
Cuando se le preguntó por los recelos del Gobierno Sánchez, en concreto por las declaraciones del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, asegurando que ese referéndum no tiene encaje en España, Plaja, en un tono burlón, aseguró que al final siempre Moncloa acaba cediendo y que tampoco es un obstáculo poder retocar la Constitución:
Desde Cataluña estamos muy acostumbrados a que el Gobierno diga siempre ‘no’ en un principio. Si hay voluntad, hay vías, y se puede buscar la manera. Hay tiempo. Además, también recibimos un ‘no’ a los indultos, a la eliminación del delito de sedición o a la reforma del de malversación. Han dicho ‘no’ a muchas cosas que después han pasado”, y ha zanjado la cuestión asegurando que “trabajamos para que las cosas pasen.