Al ministro del Interior, Grande Marlaska, le huele el culo, con perdón, a pólvora. En las últimas horas hemos conocido un reportaje elaborado por la BBC, que ha movido al escándalo a muchos... no así a los que llevábamos meses denunciando irregularidades, no siendo la menor de las cuales el chantaje al que el gobierno marroquí somete al de Pedro Sánchez. Al presidente, en persona, y a su mujer.
En el reportaje se ofrecen vídeos, en toda su crudeza, en los que se aprecia la represión a la que la policía del país vecino someten a decenas de inmigrantes que quisieron invadir, porque así fue, las fronteras españolas saltando el pasado mes de junio la valla de Nador, en Melilla.
Ya les hablamos en su día de las fosas comunes y del trato inhumano que dispensa Marruecos a sus propios nacionales y de la indiferencia del 'figura', Sánchez Castejón ante todo ello. Este caso es particularmente grave porque con casi total probabilidad podría haberse producido una ocultación de pruebas por parte del Gobierno español, haciendo 'desaparecer' las imágenes de las cámaras de seguridad instaladas en la frontera, en el lado español, y encubriendo los crímenes de los agentes del 'sultán' en una pobre gente que fue reprimida violando, seguramente, los códigos internacionales. Y Marlaska, callando y mirando para otro lado.