Bogotá, 31 oct (EFE).- “Ya no necesitamos que vengas a la casa a trabajar”. Esta frase caló en la vida de buena parte de las trabajadoras domésticas en América Latina durante pandemia, agravando su situación y obligándolas a la informalidad que llega al 77 %, según la Cepal. A pesar del reconocimiento a sus derechos, la falta de acceso a un trabajo digno persiste.
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